
El Formalismo de Stravinsky
Corriente estética que entiende la música como Técnica, no como Expresión Emocional ¿Qué relación tiene con Stravinsky?
ESTÉTICA MUSICAL
4/24/20254 min read


En su Crónica de mi vida (The Chronicle of My Life), Stravinsky se refiere al proceso de creación musical como algo completamente técnico, donde la emoción no debía intervenir en el trabajo compositivo. Según él, la música no debía ser entendida como un medio para expresar sentimientos subjetivos o ideas filosóficas, sino más bien como una organización lógica y estructural de sonidos. En otras palabras, para Stravinsky, la música debía ser una construcción autónoma, un objeto sonoro por sí mismo independientemente de las emociones que pudiera provocar en los oyentes. Desde mi punto de vista, es una pena no haber conocido esta concepción estética mucho antes, pues la inmensa mayoría entiende la música desde un punto de vista hedonista, por el puro placer. No fue hasta los estudios de Máster en Investigación Musical que, leyendo un artículo sobre Stravinsky y Hanslick, descubrí esta nueva forma de apreciar la música.
Esta concepción formalista contrastaba de manera radical con los ideales románticos previos, donde la emoción y la expresión personal del compositor eran clave. Stravinsky, en cambio, veía la música como un campo donde la forma, el ritmo y la orquestación se convertían en los elementos primordiales, y no como un medio para una expresión externa de sentimientos. Esta postura se manifestaba especialmente en su uso innovador del ritmo y la orquestación en obras como La Consagración de la Primavera.
La Consagración de la Primavera y el Formalismo
La Consagración de la Primavera es el ejemplo perfecto de este enfoque formalista. Aunque el tema de la obra (un rito pagano de sacrificio) podría sugerir una carga emocional y simbólica fuerte, Stravinsky trató de despojar a la pieza de cualquier tipo de interpretación emocional directa. En lugar de tratar de evocar sentimientos a través de melodías sentimentales, el compositor optó por una música que desbordaba energía pura, construida a través de patrones rítmicos complejos y una disonancia intencionada que evitaba cualquier resolución armónica tradicional. La obra, con sus abruptos cambios de ritmo y su textura densa, se centró más en la organización matemática del sonido que en cualquier tipo de programa emocional.
Para Stravinsky, La Consagración no era una pieza que expresara la tragedia del sacrificio de la joven, sino una construcción formalmente compleja que se debía juzgar y disfrutar en términos puramente musicales, como una secuencia de sonidos organizados en un patrón que no estaba necesariamente relacionado con su significado dramático. Como él mismo expresó: "La música es incapaz de expresar nada; no es un vehículo de emociones", reafirmando su visión de que la música debía existir como una entidad autónoma, sin las cargas emocionales del contexto en el que se presentaba.


Críticas del Formalismo de Stravinsky
El formalismo de Stravinsky no estuvo exento de críticas. Muchos vieron en su enfoque un alejamiento de la esencia humana de la música, mientras que otros lo consideraban una de las contribuciones más originales al panorama musical de la época. Este enfoque formalista, que defendía que la música debía ser apreciada más como un proceso lógico que como un medio para transmitir sentimientos, tuvo una influencia perdurable en la música del siglo XX. Muchos compositores posteriores, como Pierre Boulez y Karlheinz Stockhausen, adoptaron una visión más estructuralista de la música, siguiendo la idea de Stravinsky de que la técnica y la forma debían ser lo principal.
Por otro lado, su postura no fue recibida de la misma manera por todos los músicos. Mientras algunos lo celebraban por su enfoque innovador, otros lo criticaban por su aparente desinterés en la dimensión emocional y expresiva de la música. Para Stravinsky, sin embargo, la importancia de la forma y la técnica nunca se vio como una negación de la belleza de la música, sino como una manera de alcanzarla de una manera más precisa y menos aleatoria.
Lo curioso es que el formalismo de Stravinsky tuvo una gran influencia en el desarrollo del minimalismo en la música. Compositores como Steve Reich y Philip Glass tomaron muchas de sus ideas sobre la repetición rítmica, los patrones ostinatos y la disonancia. De hecho, el propio Reich ha mencionado en varias entrevistas cómo la manera en que Stravinsky manejaba el ritmo y la estructura en La Consagración de la Primavera sirvió de inspiración para su propio trabajo.
La concepción formalista de Stravinsky, al rechazar el enfoque emocional y el "programatismo" (la idea de que la música debe contar una historia o evocar imágenes específicas), fue una de las fuerzas que transformó la música del siglo XX, no solo en la composición, sino también en cómo percibimos y apreciamos la música como arte autónomo.
Bibliografía
Stravinsky, I. (2005). Crónicas de mi vida (trad. Elena Villalonga Sierra). Barcelona: Alba Editorial.
Hanslick, E. (2007). Sobre lo bello en la música. Buenos Aires: Ricordi Americana.
Fubini, Enrico (2005). La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX (trad. Carlos Guillermo Pérez de Aranda). Madrid: Alianza Editorial.
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